domingo, 26 de junio de 2011

Ronquido (Parte III)

No hay dos sin tres, así que acercándonos a las fiestas, recibí yo también una sorpresa de fin de año: Ronquido era un boludo! Si, hasta ustedes se la veían venir… No era tan sorpresivo entonces!

La cosa es que fuimos a una cena de despedida de año con unos compañeros de trabajo. Cenamos comida mexicana, cantamos con los Mariachi, tomamos tequila y a eso de la 1 partimos. Eramos 4 “jóvenes” (entendiendo jóvenes como menores de 30) y Ronquido dice:

“Che, vamos a tomar algo”

Las chicas dicen que no, que hay que madrugar, entonces se dirige a mi persona mencionando mi nombre y dice:

“L, vamos a tomar una cerveza”

Y como yo soy tan fácil para el alcohol, entre otras cosas, digo:

“Bueno, dale”

Paramos en un barcito sobre Santa Fe, tomamos una Quilmes y tuvimos una charla super amena, que incluía cine, viajes y música (y no incluía ronquidos). Se acerca la moza y dice que están por cerrar, así que seguimos para otro bar, en el cual nos frenaron en la entrada porque también estaban cerrando. Entonces me dice:

“Que hacemos”

“No sé…”

Y como quien que no quiere la cosa, digo:

“En mi casa tengo 2 cervezas…”

“Pero tu casa queda re lejos, me da paja”       

“Mira, queda a 20 cuadras de la tuya, todo te da paja a vos, hasta bajar una película por  internet: no es una bolsa de papas que tenés que bajar por una escalera, es que tenés que apretar un click en el mouse…”

Se rió y me dijo:

“Bueno, vamos”

Uno ya se imagina lo que va a pasar, no? Bueno, no pasó exactamente lo previsible. Siempre está presente el factor sorpresa.

Llegamos y nos sentamos en el sillón y seguimos tomando cerveza y hablando de bueyes perdidos, no pasaba nada hasta que en un momento pasa. Nos besamos y en el medio del momento romántico, me dice:

“Pero mira que yo estoy con una mina”

Oportuno el chico. Me levanto, le muestro la palma de la mano como diciendo “talk to the hand” y le digo:

“Decíselo a alguien que le interese. A ver, yo te pedí esta información?” Para que me lo decis, para herir mi ego, no entiendo…Decime que no te gusto, levantate y andate, pero no me digas esto, no necesito escucharlo ni me interesa...”

“No, te lo digo porque creo q vas muy rápido, no sé, me parece que te querés casar”

Flaco, dos cosas:

1) Yo NO me quiero casar.

2) Que te hace pensar que si yo me quiero casar, por algún error de la naturaleza, te voy a elegir a vos? Además de que tu ego está por las nubes, tus ronquidos son intolerables para el oído humano…

Entonces le digo:

“No, flaco, nada que ver. Además, acá y ahora estamos para otra cosa, sino, para que viniste? Mi conversación no es tan interesante...”

“No, o sea, yo pensé que estaba todo bien como amigos… vas a pensar que soy un histérico…”

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, para nada.

“Y si” le dije.

Si la situación fuera al revés, y yo acepto ir a su casa y después le digo que quiero su amistad, que va a hacer? Me va a llamar por teléfono el 20 de julio próximo?

La cosa es que después que le grité un poco y me descargué nos quedamos en mi departamento hasta que tuvimos que ir a la oficina, a la que llegué tarde, sin dormir y con olor a alcohol. Patético.

Por la tarde hablé con mi amigo, y le conté la situación. Se enojó bastante, y básicamente me dijo:

“Mira, el chabón es un tarado, si, pero acá la tarada sos vos, por seguir dando vueltas sobre el mismo boludo. Desde el día del ronquido inicial vos tenías que haberla cortado ahí, pero no, seguís y seguis…No se que pensás que va a pasar, qué buscas, crees que va a cambiar…”

“Es que necesitaba cerrar el círculo…”

“Que círculo?!?!? Ese círculo ya estaba cerradísimo, vos seguís haciendo círculos, uno al lado de otro, uno dentro de otro, vos sola abrís los círculos que estaban cerrados…”

Y tiene razón. La estúpida soy yo, no puedo culpar a nadie que no sea a mi misma. Me gusta persistir en mis errores...

Como cuando volvi por segunda vez a ver la película a la casa de Cucharita,

Como cuando volví al cine con El Compañero de Trabajo, después de que hubiera llevado al amigo,

Como ahora, que seguí intentando con un muerto como éste…

Pero como si esto fuera poco, no cambien de canal, digo, de blog... porque lo mejor está por venir!

jueves, 9 de junio de 2011

Ronquido (Parte II)

Fui al cumpleaños de una compañera de trabajo un viernes y luego fuimos a bailar a un antro por Recoleta. Entramos, y quién estaba? Ronquido. No durmiendo, pero parado y dado vuelta por las sustancias y el alcohol.

Lo saludo y el flaco estaba super amigable (es sabido que el alcohol desinhibe…). Empezamos a bailar, a tomar y a charlar, y me agarra para bailar como si fueran los lentos, pero al ritmo del reggeaton. Yo le seguí la corriente, pero no entendía muy bien cómo venía la mano… En una baja la mano más allá del huesito dulce, así que ahí puse coto. Entonces, sin preámbulos, me dice:

“Loca, curtimos y ya fue”

A una le gustan las cosas directas y sin vueltas, pero no sé si tan directas. A lo que le digo:

“No, mira, hoy no. Porque no curtimos mañana?” 

Bueno, quedó ahí. Mis amigas se empiezan a retirar y yo me quedo. Entonces veo el estado paupérrimo de Ronquido y me apiadé. Le dije:

“Vamos que te acompaño a un taxi y yo me voy a mi casa”

Le paro un taxi, se sube y me dice:

“Subi”

“No”

“Daaaaaaaaale, subi”

“No, me tomo el bondi te dije”

“Dale”

“Bueno”

Si, más difícil que la tabla del uno soy.

“Bueno, decile al taxista dónde vas”

Silencio. Reitero.

“Tu casa”

“Esss que no me acuerdo la dirección”

Oh por dios. Encima de Guía T tengo que hacer. Le tiré unas coordenadas al pobre taxista, que se estaba reputeando por dentro pensando porque subió a un drogado y a una pelotuda a su taxi.

Llegamos a la puerta de la casa, pago (porque el muerto nunca entendió nada de que estábamos en un taxi y que el señor tiene que cobrar por su trabajo), me bajo y le digo:

“Bueno, me voy”

“Entra”

“No”

“Dale, entra”

“No”

“Entrá”

“Bueno”

Si, ya sé…

Entramos, a todo esto ya eran como las 6 de la mañana. Pone la música al palo.

“Che, mira que acá vive gente”

Caso omiso. Me tira un beso lastimoso. A lo que le digo:

“Me vas a dar un beso como la gente? Porque en toda la noche no me diste ni uno. Ponele onda”

Y hace un vago intento. Y me dice:

“Vos tenes forros?”

WHAT? O sea, primero dije q no íbamos a curtir. Y no, obvio que no! Me ves cara de distribuidora de PRIME?

“No, mirá. Te dije que hoy no”

Seguimos besándonos un rato y me dice:

“Quedate a dormir”

“Bueno”

A esta altura, de nada valía decir que no.

Nos acostamos vestidos, en una cama de una plaza, al lado de un ventanal por el cual entraba tooooooooooda la luz. Nos besamos un rato y en seguida se queda dormido. Eso no es lo peor. A los 15 minutos empieza un concierto de ronquidos de la puta madre. Pero intensísimos. Si a eso le sumamos la luz de día, la música al palo que nunca había apagado, y el hecho de que se trataba de una cama diminuta, da como resultado una de las peores experiencias de mi vida. Estaba al lado de un rinoceronte drogado, con The Beach Boys de fondo...

Al cabo de unas horas (no puedo precisar cuántas porque fue todo como una pesadilla discontinua), decido irme. Salgo de la cama, lo toco para tratar de despertarlo. No hay caso. Lo sacudo. Tampoco. Lo sacudo violentamente. Nada. Así que pensé en salir del departamento e irme por mis propios medios.

Salgo, cierro silenciosamente y una vez en el hall del edificio, me doy cuenta que necesito la llave para salir! Miro los 3 ascensores un sábado a la mañana: todos clavados en el 0. Mierda! Qué hago? Ya sé! Le toco timbre al portero.

“Si, buen día señor. Necesito salir del edificio..”

“Eh”

“Que necesito salir del edificio”

No me entiende el viejo. Baja desde el piso 13. Y le digo:

“Si, buen día. Yo necesito salir…”

“De donde venis”

“De allá..” y señalo vagamente la puerta de Ronquido “Es que mi amigo se quedó dormido y no quiero despertarlo”

“El te tiene que abrir”

“Pero no quiero despertarlo..:”

“No, yo no te abro. Mira si vos sos una asesina, lo mataste y te vas. No, yo no te abro”

Y ahí esgrimo una de las frases más inteligentes que jamás se hayan pronunciado:

“Pero como lo voy a matar si soy abogada!”

Patético.

“No, no te abro”. Y se da media vuelta y se va.

La desesperación que me agarró! Y encima, si se le ocurriera tocarle la puerta seguro iba a pensar que estaba muerto, si estaba más dormido que un paciente en estado de coma! Esto no me podía estar pasando a mi… no sabía si reirme, llorar o cagar a palos al portero de mierda.

Así estuve en el hall del edificio un buen rato hasta que alguien salió y me escapé del edificio… aunque todavía no iba a lograr escapar de esta historia.