domingo, 4 de agosto de 2013

El Paciente Inglés II

Me doy cuenta lo mucho que me cuesta escribir esta historia, no sé si porque me duele a la distancia o porque me da vergüenza haber sido tan ilusa y comprar el boleto del teleférico de la pelotudez.

La historia siguió, me compró entradas para ver a Pulp en Agosto en Londres, por lo cual viajé a verlo. Todo genial, todo divino. Pero claro, es difícil separar la emoción de estar de viaje e ir a un recital de tres días en Londres de la emoción de ver a la persona que querés. Y probablemente, todo fue perfecto por el contexto, y no por la situación en sí.

Estuve viviendo con Mike una semana, fuimos a conocer a la familia y a los amigos, la pasamos bárbaro. A la hora de volver, quedamos incluso más enganchados. Y en septiembre decidimos que íbamos a viajar a Machu Picchu en enero. Y que se iba a quedar a vivir en mi departamento 40 días, hasta marzo.

HASTA MARZO! Es decir, no lo iba a poder esconder en el placard. Iba a tener que blanquear la situación en mi hogar. A Papa Evaristo, a Mama Alicia y a Hermano José. Terrible.

Decidí llevar a mi mamá a tomar un helado cuando volví de viaje, y con cucurucho en mano le dije:

“Ma, te tengo que decir algo. Quedate tranquila, no soy lesbiana ni estoy embarazada…”

Y le conté más o menos la historia. Y que lo iba a conocer en verano.

Casi se atraganta con el cucurucho. Pero me había parecido que lo había tomado bien. Bastante bien, de hecho. Me equivoqué.

Al día siguiente, hablamos a la tarde por teléfono. Y en un momento empieza a llorar y me dice:

“Que sabemos de este pibe? Eh? Mira si es un narcotraficante y te viene acá a usar para 
 vender drogas…”

“Por Dios ma, cortala con las novelas”

Apenas tiene un huevo, mirá si va a comercializar drogas?

Llegó enero, nos fuimos a Perú y Bolivia. El viaje estuvo bien, excepto por el hecho de que él ya había hecho ese viaje dos veces antes, y nada lo emocionaba tanto, y su mayor interés era comer esto o lo otro. Sobrevivimos al camino del Inca en la selva y a Bolivia.

Volvimos. Y lo senté en la mesa familiar el 25 de enero, el día del cumple de mi papá. Creo que ese fue el día que más miedo tuve en mi vida. Nunca, desde los 15 años, llevé a nadie a mi casa y ahora caía con un inglés tatuado, que viene a vender droga a Buenos Aires y que se robó las Malvinas. Soy una hereje.

En un momento mi hermano le dice

"Y ahora voy a hacerte la pregunta clave…"

DIOS. Viene el tema de las Malvinas.

"Que pensás de la monarquía?"

"Y, realmente no hacen nada…"

UFFFFFF. Estuvo cerca.

Sintetizando nuestra convivencia, la rutina era que mientras yo iba a trabajar él iba a aprender español porque, según sus dichos, “iba a venir a vivir conmigo a Buenos Aires”. Pero a eso se reducía su interacción con el medio ambiente: no se interesaba por pasear más allá de Puerto Madero o de socializar con otras personas. Entonces se empezó a transformar en un collar de sandías.

Párrafo aparte merece el tema de la comida. Con reclamos como:

Tu cocina es muy chica // Necesito cereales para el desayuno // No tenés grill, y yo sin grill no puedo cocinar // No me gusta la ensalada // Quiero comer cordero

Y la frutilla del postre

“Pero como, acá no se consiguen productos de Nueva Zelanda?”

A ver flaco, venimos de Bolivia. BO LI VIA. No. Tenes el Carrefour Express, tenés el chino a la vuelta. Y esto no es Londres. No hay productos del otro lado del mundo.

Puse mi mejor esfuerzo para lograr que la comida tuviera un poco más de onda, pero tampoco podía cambiar la realidad. Y no me iba a sentir mal por vivir en Buenos Aires donde la gente no come cordero on a daily basis.


La gota que rebalsó el vaso empezó por una discusión acerca de una almohada…

sábado, 22 de diciembre de 2012

El paciente inglés


Llego con mi amiga a un bar en Palermo, con una cara de velorio importante. Allá estaban los extranjeros, sentados y tomando. Fuimos cambiando de bares y en un momento comienza una charla con el tatuado, Mike. No sé como llegamos al tema de la música… ah si, estaba borracha!

Y a vos que bandas te gustan?

Bueno, estoy loca por Pulp

Ahh, si, yo los vi 5 o 6 veces…

Te odio!

Si, ahora van a juntarse y tocar en julio…

Si, ya se

Yo tengo entradas…

TE ODIO!

Buen comienzo. Mike estaba de vacaciones hacia 2 meses por Sudamérica, vivía en un pueblo cerca de Londres, tenía 18 tatuajes, 37 años y era jardinero. A mi mama le iba a encantar!

Ahí empezó una historia de un año y 5 meses de amor, ficción y locura.
Terminamos, no sé cómo, los cuatro en mi casa: nosotros dos, mi amiga (haciéndome el aguante) y su amigo (una cosa incogible). Entramos y mi amiga va directo a la habitación a armar la cama. Ya sabía lo que se venía…

Ellos se fueron, nosotros nos quedamos, y al otro dia lo acompañé al Hostel, ya que se iba a Colonia. Al otro día lo fui a buscar al Buquebus y paseamos por Puerto Madero. Y cuando paramos en casa me dice:

Ya puedo cambiar mi estado de facebook a “tiene una relación”?

Y si yo no tenía facebook, que me importaba? Debía haber parado la pelota ahí.

Cuando lo despedí en Retiro (se iba a Brasil) se puso a llorar, me escribió mails de que “quería me compraba entradas para ver a Pulp, que sería hermoso vivir conmigo y que si lo extrañaba mucho, nos podíamos casar…”

En que momento una relación de dos días se fue tan a la mierda???? En el momento que, un domingo a la tarde, abro el mail y encuentro que el ingles se había comprado pasajes para volver un fin de semana de Brasil antes de volver a Inglaterra. Me entró a correr el sudor frío. No sabía a quien llamar, no sabía para donde correr. Pero no tenía escapatoria. Era un hecho.

La cosa es que vino, se quedó, fuimos al cumpleaños de mi amiga, lavamos la ropa y tuvimos sexo. Y ahí me contó algo que, aparentemente, ya me había comentado y nunca retuve: en su pasado de drogas, locura y depresión,  el señor había atentado contra su integridad física. Más precisamente, se había cortado un testículo.

OH POR DIOS! Y yo no lo había palpado de armas en un primer momento!

Que se hace en una situación así? No se, nunca me pasó antes… Una trata de comprender, supongo. Eso había sido hace 20 años y ahora podía haber cambiado. Pero la gente no cambia.

Se fue, y quedamos “en una relación”. Una relación a distancia, por Skype, llamados por teléfono y postales de las que se tiran por debajo de la puerta. Todo parecía muy romántico, pero es difícil saber si te estas subiendo al tren del amor o al teleférico de la pelotudez...

sábado, 1 de diciembre de 2012

El amigo de mi amiga

Y si, el 2011 iba a traer buena suerte, pero antes de eso había que sortear unas vacaciones al estilo Campanelli con amores y desamores encontrados, todo camino al Norte Argentino.

Con mi amiga Sole organizamos ir en auto al Norte, y se prendieron 3 chicas mas... y un chico no-gay. 

Párrafo aparte merece el chico: Sole me lo había tratado de vender como candidato en varias oportunidades. Pero el problemita del señor (además de su obsesión con la prolijidad y de raros gustos metrosexuales, rayando lo gay), era que seguía locamente enamorado de una de las chicas que OH CASUALIDAD! venía viajando con nosotros (a los fines prácticos, la llamaremos de aquí en adelante A). Una historia de años de histeriqueo mutuo que seguía hasta el momento del viaje.

Arrancamos mal desde Buenos Aires, yo sentada en el auto en la parte de atrás, con ellos dos adelante, él tratando de tocarle la rodilla y ella en modo histeria-diva on.

De allí en más, era todo un tire y afloje entre ellos dos, hasta que entré yo en escena. Para qué? No sé! Hacía falta un poco de drama...

Con el pibe fuimos pegando onda, entre tanto tiempo de manejo, rutas, música y mates... Eso se empezó a hacer evidente para todos, incluso para A, quien en esos momentos, desesperada por llamar la atención, incluso lloraba en el asiento de atrás del auto (ahora era YO la que iba sentada en el asiento de acompañante), y una noche se fue a caminar sola por Tafí del Valle y hubo que ir a buscarla... al mejor estilo novela venezolana.

Resulta que el 25 de enero el señor cumplió años, y le organizamos una fiesta en la cabaña que habíamos alquilado. Muy a su pesar, tuvo que soplar las velitas y bailar salsa con todas. 

Después de que todos se fueran a dormir, nos quedamos solos y se acercó, medio que me encaró, me dio un beso y se fue, traumatizado, al patio. A lo que le dije:

"Vos sos un boludooooo"

Y me fui a acostar. Al pedo, porque no dormí nada.

De ahí en más, todo para atrás: las chicas se enojaron conmigo y A, aprovechando la debilidad que el pibe tenía por ella, empezó a tirarle onda sin parar. Y que hizo el señor? Como un perrito faldero, atrás de ella de acá para allá en los 5 días que restaban de viaje.

Y yo, indignada por sentirme una pelotuda, y haber sido solo la excusa para que ellos volvieran juntos, no pude atinar más que a llorar y a salir con cara de orto en el resto de las fotos (si ven las del Valle de la Luna, no se pueden dar cuenta la diferencia entre las piedras y mi expresión facial...)

En fin, una vez de vuelta en Buenos Aires, hicimos una fiesta reencuentro y ahí me entero de que habían retomado una relación en serio. En el cumpleaños de A, dos semanas después de volver de vacaciones, ella lo había presentado a sus amigas (cosa que no había hecho en todo el tiempo anterior) y le daba besitos adelante de todos... parece que en realidad es así, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Fue ese día que me hizo un click la cabeza, y me di cuenta que, independientemente de cuanta onda hubiera entre nosotros (que de hecho todavía la hay, porque me escribe mails frecuentemente), nunca iba a sacarse a A de la cabeza. 

Salí de ese cumpleaños ultra enojada y me fui de mi amiga Mariel en Caballito. No paraba de putear contra él, contra ella, contra todo! Entonces Mariel me dice:

"Bueno, tranqui. Ahora vamos a Palermo que hay unos amigos de Barbara ingleses, que son re copados, están de vacaciones, uno esta lleno de tatuajes, es re buena onda..."

Muy a contra gusto, enfilamos para Palermo. Y ese mismo 14 de febrero comienza otra historia...

lunes, 13 de agosto de 2012

El cinéfilo

Se acercaba fin de año y no había expectativas de que mi suerte cambiara... Por un momento cambió. O así me pareció.

Yo estaba haciendo un curso de cine en el San Martín que se estaba terminando, y un 12 de diciembre recibo un mail de un tal Martín Fernández. Que no estaba entre mis contactos.
Será un spam? Mercado Libre tratando de ofrecerme un LCD en 12 cuotas con tarjeta de crédito?? Un jeque árabe ofreciendo el oro y el moro por invertir en tierras lejanas??? Abro y decía lo siguiente:


Hola L como estás, ¿bien? Yo bien y voy al grano:  teniendo en cuenta que la del otro día fue la última clase y la posibilidad de volvernos a ver me parece que es casi remota, quería saber si aceptarías una invitación a ir al cine conmigo...No te asustes, digo, mi idea es elegir un buen film (difícil) y después de ello ahondar tanto en tu parecer como en el mío... esa tarea se puede llevar a cabo tomando algo o comiendo algo, depende del horario, día, y ganas, por supuesto.También se puede invertir la fórmula: o sea, tomar/comer algo y después ver una buena peli... Se que esto cae como de un paracaídas pero, si te gusta volar, tal vez estaría bueno...Te mando un beso y, en caso de no aceptar, te recomiendo una película ya que ahora tanto vos como yo somos especialistas:"GOOD WILL HUNTING"

Oh por dios! Ni siquiera sabia que cara tenía mi candidato! 

El tema de que su película preferida fuera esa basofia depresiva y mediocre tendría que haberme tirado una pista de como iban a desarrollarse los eventos futuros, pero hice caso omiso y me dije "Bueno, habrá que volar nomas..." así que acepté. 

Arreglamos para un domingo, que siempre son un embole (ya sea asado en familia, película ochentosa doblada al castellano a la tarde en Telefé o suicidio por aburrimiento) y nos encontramos en el cine. Vimos la peli y fuimos a tomar algo por el Bajo. Como no nos conocíamos en absoluto, estuvo interesante conocer a alguien nuevo. Y bastante hablamos para ser dos perfectos desconocidos. Hasta que llegó la hora de ir a casa. 

Busco la parada del colectivo pero se ofreció a que fuéramos caminando. Hasta ahí, bien. El tema llegó al momento de la despedida. Yo me puse a abrir la puerta de entrada y el se quedó mirando como a la expectativa de "algo". No que yo sea una mojigata (lejos de eso, como ya se ha leído...) pero no se si estaba psicologicamente preparada para "el beso". Así que tire abracito y besito en la mejilla. No creo que le haya copado mucho...

Retomé el contacto por mail, con la excusa que él había pagado los tragos en la salida, como para invitarlo yo a la próxima película. Pero solo encontré respuestas breves y evasivas, casi monosilabos. A lo que, en su último mail, responde:


"L, lamentablemente por el momento no podremos saldar esta deuda de alcohol. Un tema que yo creí superado vuelve a verse en mi horizonte y debo ir hacia él.
Igual seguro no va a faltar oportunidad de volvernos a ver. Te mando un beso"

What the fuck?!?!?!?!?!? Tanta poética para decir que no te gusté ni un poco??? NERUDA SE MURIO PELOTUDO!!!!

A lo que respondo:

"Mientras no sea un túnel y una luz blanca que te llaman del otro lado del horizonte, al mejor estilo Victor Sueiro, supongo que estarás bien..."

Ya era 30 de diciembre, el año se estaba acabando. Seguro que el 2011 iba a ser mi año: se reestrenaba Volver al Futuro, Pulp se juntaba despues de 10 años. Que podía salir mal??


sábado, 30 de julio de 2011

Ronquido - Desenlace

Al otro día, bah, el mismo día pero horas después bajo y lo veo sentadito en su escritorio. Como si nada. A la semana siguiente bajo y, de repente, repelente: a Ronquido le había salido un puesto en otra oficina y de un día para el otro, no estaba más.

Me pongo a charlar con la chica que trabajaba con él, y me pregunta:

“Y, que pasó con…?”

“Nada, que se yo, nada…”

“No, bueno, mira, yo no sé cómo decirte esto…”

“Qué?”

“No, él comentó el viernes pasado que… que bueno, que estaba con una chica…”

“Si, eso me dijo”

“Y bueno, me dijo que vos estabas desesperada”

DURIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIISIMO!!!!

Recopilando…

- Me tilda de desesperada por querer tener sexo.

- En mi departamento.

- Al cual vino con su consentimiento.

- Cuando tengo 28 años.

- Y se lo comenta a una compañera la oficina.

- Que es amiga de mi amiga y con la que hablo todos los días.

Quizá nunca escucho de la palabra discreción… o quizá el puesto que le salió era en el programa de chimentos de Viviana Canosa.

Esto me hizo acordar a una anécdota que me dijo una vez mi vieja: cuando estaba embarazada de mí, de dos o tres meses, fue a una ginecóloga para un chequeo, y la muy perra le dijo:

“Uhhh pero vos estás hecha una vaca, estas muy gorda. Si seguís engordando así vas a terminar obesa…”

Esto le cayó como un balde de agua fría y hasta lloró (era comprensible, tenía nada más 24 años…), pero dice que eso fue lo que la hizo recapacitar y para de comer a granel.

A mí este golpe no me va a dejar de hacer comer (nunca nada lo hará), pero creo que fue lo que necesitaba para recapacitar y darme cuenta que este pibe es cualquiera. Más cuando días después me enteré, por la misma compañera de trabajo, que Ronquido:

1)    Hacía un año salía con esta flaca

2)    Que se iba a ir con ella a Brasil

3)    Que, para él, coger no estaba bueno. Que “el sexo está sobrevaluado”.

Que mi abuela de 80 años pensara a los 30 que el sexo estaba sobrevaluado, que era parte de un deber matrimonial y alguna otra cosa por el estilo es totalmente comprensible.

Pero que un flaco de 30 en pleno 2010 piense eso… es raro. Es una ameba. O simplemente no se le para por la ingesta desmesurada de marihuana.

Nunca lo sabré… quizá algún día se lo pregunte a la pobre cristiana que tiene de novia.

domingo, 26 de junio de 2011

Ronquido (Parte III)

No hay dos sin tres, así que acercándonos a las fiestas, recibí yo también una sorpresa de fin de año: Ronquido era un boludo! Si, hasta ustedes se la veían venir… No era tan sorpresivo entonces!

La cosa es que fuimos a una cena de despedida de año con unos compañeros de trabajo. Cenamos comida mexicana, cantamos con los Mariachi, tomamos tequila y a eso de la 1 partimos. Eramos 4 “jóvenes” (entendiendo jóvenes como menores de 30) y Ronquido dice:

“Che, vamos a tomar algo”

Las chicas dicen que no, que hay que madrugar, entonces se dirige a mi persona mencionando mi nombre y dice:

“L, vamos a tomar una cerveza”

Y como yo soy tan fácil para el alcohol, entre otras cosas, digo:

“Bueno, dale”

Paramos en un barcito sobre Santa Fe, tomamos una Quilmes y tuvimos una charla super amena, que incluía cine, viajes y música (y no incluía ronquidos). Se acerca la moza y dice que están por cerrar, así que seguimos para otro bar, en el cual nos frenaron en la entrada porque también estaban cerrando. Entonces me dice:

“Que hacemos”

“No sé…”

Y como quien que no quiere la cosa, digo:

“En mi casa tengo 2 cervezas…”

“Pero tu casa queda re lejos, me da paja”       

“Mira, queda a 20 cuadras de la tuya, todo te da paja a vos, hasta bajar una película por  internet: no es una bolsa de papas que tenés que bajar por una escalera, es que tenés que apretar un click en el mouse…”

Se rió y me dijo:

“Bueno, vamos”

Uno ya se imagina lo que va a pasar, no? Bueno, no pasó exactamente lo previsible. Siempre está presente el factor sorpresa.

Llegamos y nos sentamos en el sillón y seguimos tomando cerveza y hablando de bueyes perdidos, no pasaba nada hasta que en un momento pasa. Nos besamos y en el medio del momento romántico, me dice:

“Pero mira que yo estoy con una mina”

Oportuno el chico. Me levanto, le muestro la palma de la mano como diciendo “talk to the hand” y le digo:

“Decíselo a alguien que le interese. A ver, yo te pedí esta información?” Para que me lo decis, para herir mi ego, no entiendo…Decime que no te gusto, levantate y andate, pero no me digas esto, no necesito escucharlo ni me interesa...”

“No, te lo digo porque creo q vas muy rápido, no sé, me parece que te querés casar”

Flaco, dos cosas:

1) Yo NO me quiero casar.

2) Que te hace pensar que si yo me quiero casar, por algún error de la naturaleza, te voy a elegir a vos? Además de que tu ego está por las nubes, tus ronquidos son intolerables para el oído humano…

Entonces le digo:

“No, flaco, nada que ver. Además, acá y ahora estamos para otra cosa, sino, para que viniste? Mi conversación no es tan interesante...”

“No, o sea, yo pensé que estaba todo bien como amigos… vas a pensar que soy un histérico…”

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, para nada.

“Y si” le dije.

Si la situación fuera al revés, y yo acepto ir a su casa y después le digo que quiero su amistad, que va a hacer? Me va a llamar por teléfono el 20 de julio próximo?

La cosa es que después que le grité un poco y me descargué nos quedamos en mi departamento hasta que tuvimos que ir a la oficina, a la que llegué tarde, sin dormir y con olor a alcohol. Patético.

Por la tarde hablé con mi amigo, y le conté la situación. Se enojó bastante, y básicamente me dijo:

“Mira, el chabón es un tarado, si, pero acá la tarada sos vos, por seguir dando vueltas sobre el mismo boludo. Desde el día del ronquido inicial vos tenías que haberla cortado ahí, pero no, seguís y seguis…No se que pensás que va a pasar, qué buscas, crees que va a cambiar…”

“Es que necesitaba cerrar el círculo…”

“Que círculo?!?!? Ese círculo ya estaba cerradísimo, vos seguís haciendo círculos, uno al lado de otro, uno dentro de otro, vos sola abrís los círculos que estaban cerrados…”

Y tiene razón. La estúpida soy yo, no puedo culpar a nadie que no sea a mi misma. Me gusta persistir en mis errores...

Como cuando volvi por segunda vez a ver la película a la casa de Cucharita,

Como cuando volví al cine con El Compañero de Trabajo, después de que hubiera llevado al amigo,

Como ahora, que seguí intentando con un muerto como éste…

Pero como si esto fuera poco, no cambien de canal, digo, de blog... porque lo mejor está por venir!

jueves, 9 de junio de 2011

Ronquido (Parte II)

Fui al cumpleaños de una compañera de trabajo un viernes y luego fuimos a bailar a un antro por Recoleta. Entramos, y quién estaba? Ronquido. No durmiendo, pero parado y dado vuelta por las sustancias y el alcohol.

Lo saludo y el flaco estaba super amigable (es sabido que el alcohol desinhibe…). Empezamos a bailar, a tomar y a charlar, y me agarra para bailar como si fueran los lentos, pero al ritmo del reggeaton. Yo le seguí la corriente, pero no entendía muy bien cómo venía la mano… En una baja la mano más allá del huesito dulce, así que ahí puse coto. Entonces, sin preámbulos, me dice:

“Loca, curtimos y ya fue”

A una le gustan las cosas directas y sin vueltas, pero no sé si tan directas. A lo que le digo:

“No, mira, hoy no. Porque no curtimos mañana?” 

Bueno, quedó ahí. Mis amigas se empiezan a retirar y yo me quedo. Entonces veo el estado paupérrimo de Ronquido y me apiadé. Le dije:

“Vamos que te acompaño a un taxi y yo me voy a mi casa”

Le paro un taxi, se sube y me dice:

“Subi”

“No”

“Daaaaaaaaale, subi”

“No, me tomo el bondi te dije”

“Dale”

“Bueno”

Si, más difícil que la tabla del uno soy.

“Bueno, decile al taxista dónde vas”

Silencio. Reitero.

“Tu casa”

“Esss que no me acuerdo la dirección”

Oh por dios. Encima de Guía T tengo que hacer. Le tiré unas coordenadas al pobre taxista, que se estaba reputeando por dentro pensando porque subió a un drogado y a una pelotuda a su taxi.

Llegamos a la puerta de la casa, pago (porque el muerto nunca entendió nada de que estábamos en un taxi y que el señor tiene que cobrar por su trabajo), me bajo y le digo:

“Bueno, me voy”

“Entra”

“No”

“Dale, entra”

“No”

“Entrá”

“Bueno”

Si, ya sé…

Entramos, a todo esto ya eran como las 6 de la mañana. Pone la música al palo.

“Che, mira que acá vive gente”

Caso omiso. Me tira un beso lastimoso. A lo que le digo:

“Me vas a dar un beso como la gente? Porque en toda la noche no me diste ni uno. Ponele onda”

Y hace un vago intento. Y me dice:

“Vos tenes forros?”

WHAT? O sea, primero dije q no íbamos a curtir. Y no, obvio que no! Me ves cara de distribuidora de PRIME?

“No, mirá. Te dije que hoy no”

Seguimos besándonos un rato y me dice:

“Quedate a dormir”

“Bueno”

A esta altura, de nada valía decir que no.

Nos acostamos vestidos, en una cama de una plaza, al lado de un ventanal por el cual entraba tooooooooooda la luz. Nos besamos un rato y en seguida se queda dormido. Eso no es lo peor. A los 15 minutos empieza un concierto de ronquidos de la puta madre. Pero intensísimos. Si a eso le sumamos la luz de día, la música al palo que nunca había apagado, y el hecho de que se trataba de una cama diminuta, da como resultado una de las peores experiencias de mi vida. Estaba al lado de un rinoceronte drogado, con The Beach Boys de fondo...

Al cabo de unas horas (no puedo precisar cuántas porque fue todo como una pesadilla discontinua), decido irme. Salgo de la cama, lo toco para tratar de despertarlo. No hay caso. Lo sacudo. Tampoco. Lo sacudo violentamente. Nada. Así que pensé en salir del departamento e irme por mis propios medios.

Salgo, cierro silenciosamente y una vez en el hall del edificio, me doy cuenta que necesito la llave para salir! Miro los 3 ascensores un sábado a la mañana: todos clavados en el 0. Mierda! Qué hago? Ya sé! Le toco timbre al portero.

“Si, buen día señor. Necesito salir del edificio..”

“Eh”

“Que necesito salir del edificio”

No me entiende el viejo. Baja desde el piso 13. Y le digo:

“Si, buen día. Yo necesito salir…”

“De donde venis”

“De allá..” y señalo vagamente la puerta de Ronquido “Es que mi amigo se quedó dormido y no quiero despertarlo”

“El te tiene que abrir”

“Pero no quiero despertarlo..:”

“No, yo no te abro. Mira si vos sos una asesina, lo mataste y te vas. No, yo no te abro”

Y ahí esgrimo una de las frases más inteligentes que jamás se hayan pronunciado:

“Pero como lo voy a matar si soy abogada!”

Patético.

“No, no te abro”. Y se da media vuelta y se va.

La desesperación que me agarró! Y encima, si se le ocurriera tocarle la puerta seguro iba a pensar que estaba muerto, si estaba más dormido que un paciente en estado de coma! Esto no me podía estar pasando a mi… no sabía si reirme, llorar o cagar a palos al portero de mierda.

Así estuve en el hall del edificio un buen rato hasta que alguien salió y me escapé del edificio… aunque todavía no iba a lograr escapar de esta historia.