jueves, 9 de junio de 2011

Ronquido (Parte II)

Fui al cumpleaños de una compañera de trabajo un viernes y luego fuimos a bailar a un antro por Recoleta. Entramos, y quién estaba? Ronquido. No durmiendo, pero parado y dado vuelta por las sustancias y el alcohol.

Lo saludo y el flaco estaba super amigable (es sabido que el alcohol desinhibe…). Empezamos a bailar, a tomar y a charlar, y me agarra para bailar como si fueran los lentos, pero al ritmo del reggeaton. Yo le seguí la corriente, pero no entendía muy bien cómo venía la mano… En una baja la mano más allá del huesito dulce, así que ahí puse coto. Entonces, sin preámbulos, me dice:

“Loca, curtimos y ya fue”

A una le gustan las cosas directas y sin vueltas, pero no sé si tan directas. A lo que le digo:

“No, mira, hoy no. Porque no curtimos mañana?” 

Bueno, quedó ahí. Mis amigas se empiezan a retirar y yo me quedo. Entonces veo el estado paupérrimo de Ronquido y me apiadé. Le dije:

“Vamos que te acompaño a un taxi y yo me voy a mi casa”

Le paro un taxi, se sube y me dice:

“Subi”

“No”

“Daaaaaaaaale, subi”

“No, me tomo el bondi te dije”

“Dale”

“Bueno”

Si, más difícil que la tabla del uno soy.

“Bueno, decile al taxista dónde vas”

Silencio. Reitero.

“Tu casa”

“Esss que no me acuerdo la dirección”

Oh por dios. Encima de Guía T tengo que hacer. Le tiré unas coordenadas al pobre taxista, que se estaba reputeando por dentro pensando porque subió a un drogado y a una pelotuda a su taxi.

Llegamos a la puerta de la casa, pago (porque el muerto nunca entendió nada de que estábamos en un taxi y que el señor tiene que cobrar por su trabajo), me bajo y le digo:

“Bueno, me voy”

“Entra”

“No”

“Dale, entra”

“No”

“Entrá”

“Bueno”

Si, ya sé…

Entramos, a todo esto ya eran como las 6 de la mañana. Pone la música al palo.

“Che, mira que acá vive gente”

Caso omiso. Me tira un beso lastimoso. A lo que le digo:

“Me vas a dar un beso como la gente? Porque en toda la noche no me diste ni uno. Ponele onda”

Y hace un vago intento. Y me dice:

“Vos tenes forros?”

WHAT? O sea, primero dije q no íbamos a curtir. Y no, obvio que no! Me ves cara de distribuidora de PRIME?

“No, mirá. Te dije que hoy no”

Seguimos besándonos un rato y me dice:

“Quedate a dormir”

“Bueno”

A esta altura, de nada valía decir que no.

Nos acostamos vestidos, en una cama de una plaza, al lado de un ventanal por el cual entraba tooooooooooda la luz. Nos besamos un rato y en seguida se queda dormido. Eso no es lo peor. A los 15 minutos empieza un concierto de ronquidos de la puta madre. Pero intensísimos. Si a eso le sumamos la luz de día, la música al palo que nunca había apagado, y el hecho de que se trataba de una cama diminuta, da como resultado una de las peores experiencias de mi vida. Estaba al lado de un rinoceronte drogado, con The Beach Boys de fondo...

Al cabo de unas horas (no puedo precisar cuántas porque fue todo como una pesadilla discontinua), decido irme. Salgo de la cama, lo toco para tratar de despertarlo. No hay caso. Lo sacudo. Tampoco. Lo sacudo violentamente. Nada. Así que pensé en salir del departamento e irme por mis propios medios.

Salgo, cierro silenciosamente y una vez en el hall del edificio, me doy cuenta que necesito la llave para salir! Miro los 3 ascensores un sábado a la mañana: todos clavados en el 0. Mierda! Qué hago? Ya sé! Le toco timbre al portero.

“Si, buen día señor. Necesito salir del edificio..”

“Eh”

“Que necesito salir del edificio”

No me entiende el viejo. Baja desde el piso 13. Y le digo:

“Si, buen día. Yo necesito salir…”

“De donde venis”

“De allá..” y señalo vagamente la puerta de Ronquido “Es que mi amigo se quedó dormido y no quiero despertarlo”

“El te tiene que abrir”

“Pero no quiero despertarlo..:”

“No, yo no te abro. Mira si vos sos una asesina, lo mataste y te vas. No, yo no te abro”

Y ahí esgrimo una de las frases más inteligentes que jamás se hayan pronunciado:

“Pero como lo voy a matar si soy abogada!”

Patético.

“No, no te abro”. Y se da media vuelta y se va.

La desesperación que me agarró! Y encima, si se le ocurriera tocarle la puerta seguro iba a pensar que estaba muerto, si estaba más dormido que un paciente en estado de coma! Esto no me podía estar pasando a mi… no sabía si reirme, llorar o cagar a palos al portero de mierda.

Así estuve en el hall del edificio un buen rato hasta que alguien salió y me escapé del edificio… aunque todavía no iba a lograr escapar de esta historia.

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