sábado, 11 de diciembre de 2010

El primer niño

Todo comenzó en el cumpleaños de 18 de mi hermano. Yo a mi hermano le llevo 5 años… entonces esta persona tenía entre 17 y 18. Ya sé lo que están pensando… abusadora de menores! Pero, en mi defensa, no parecía de 18…
Bueno, mi hermano hizo su fiesta de 18 en un salón a la vuelta de casa. Y empezamos con mis primos a tomar Fernet a más no poder (quiero aclarar que, después de esta mala experiencia con el Fernet, lo abandoné por un tiempo… hasta que volví a caer, o mejor dicho, me dejé atrapar nuevamente por su encanto).
La cosa es que en un momento de la noche mis viejos se van y me dicen:
“Te quedás a cargo de los pibes, nos vamos a dormir”
Yo, a cargo de 30 monos de 18 años… no sé quien, en su sano juicio, pensó que yo podría manejar tal situación.
La cosa es que en un momento me lo arrincono al niño, con la excusa de que me convidara un cigarrillo, y me lo llevo a un descanso de una escalera oculta del salón, supuestamente “para que mi hermano no me viera fumar…”
Ahí empezamos a hablar de que yo estaba terminando la Facultad, y él la secundaria, nos mostramos nuestros tatuajes, hablamos de cine y de la vida en general. Reunía todas las características que me atraían (y atraen) de un hombre: bohemio, hippie, barbudo y ligeramente desprolijo, en fin… me lo terminé besando.
La cosa era, luego de consumado el hecho, había que bajar “uno primero y otro después” para que nadie se diera cuenta. No sé quien se iba a dar cuenta, porque todos estaban borrachísimos, yo incluida. Tan ebria estaba, que tuvieron que volver mis viejos porque, aparentemente, vino un patrullero de la Bonaerense por el kilombo que estaban haciendo los pendejos. A lo que mi madre me dice:
“No te diste cuenta que vino la Policía?”
“Es que no prendieron la sirena, mamá…”
Y no, obviamente que no iban a prender la sirena. Que tontita.
Bueno, pasó el cumpleaños y después lo volví a contactar por el maldito MSN. Y quedamos en salir por San Telmo.
El sábado a la noche nos encontramos en la puerta de Joya Bailable (un punto intermedio entre mi casa y la suya), boliche cumbianchero berreta de zona sur. Mala elección. Obviamente, mía.
Tomamos el bondi, estuvimos tomando algo en Plaza Dorrego y todo se desarrolló muy tiernamente. El me decía:
“No puedo creer que estoy acá sentado con una abogada”
“Y yo no puedo creer que estoy acá sentada con un Bachiller”, le dije. Si me viera mi madre…
Estuvimos tomando Gancia y nos quedamos como hasta las 7 de la mañana. Después de eso, perdí el contacto porque él era el tipo de chico “que no usaba celular”, su espíritu hippie y su ideología de izquierda se lo impedían, aparentemente.
Volví a encontrarlo en el MSN y arreglamos para ir al cine a ver una película de corte político, Good night and good luck. Pero primero dimos una vuelta por Plaza Francia,  tomamos algo y después entramos al cine que, en aquella época, costaba 6 pesos la entrada (después el INDEC me dice que no hay inflación…).
Yo, que elegí una película de ese tipo para que el flaco se interesara… y se me queda dormido! Terrible, se me duerme con la manito agarrada y la cabeza en el hombro… y ni siquiera era la función de la trasnoche, eran las 5 de la tarde!!!
Obvié la siesta y nos volvimos en bondi. Había claros indicios de que esto no iba a ningún lado, pero yo, que no doy el brazo a torcer, iba a darle al niño una oportunidad más para que me confirmara que estaba perdiendo el tiempo con él…

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