miércoles, 22 de diciembre de 2010

El segundo niño

A esta altura cualquiera puede pensar que soy una pedófila, y no puedo culparlos por ello… me dan ternura los menores. Además, me siento muy identificada con ellos porque yo me siento todavía una adolescente, aunque hoy, en un local de celulares, me hayan dicho:
“Ya la atiendo Señora”
Menos mal que todavía nadie me ofreció el asiento en el colectivo, porque si además de pensar que soy una señora, piensan que estoy engendrando un pibe, me pego un tiro.
La cosa empezó un 24 de agosto del 2007: esta fecha es tan importante para mí como para el Doc Brown lo es el 5 de noviembre de 1955 en Back to the Future, cuando inventó el Capacitador de Flujo, porque cambió varias cosas en mi vida en ese momento. Lamentablemente, o afortunadamente (no lo sé todavía) no me permitió inventar los viajes en el tiempo, lo cual hubiera impedido que la mayor parte de estas anécdotas estuvieran hoy en este blog…
Ese día me decidí a empezar clases de rock en un Instituto que había a la vuelta del laburo. Ahí conocí a mucha gente que bailaba diferentes ritmos, y un día me invitaron con ellos a comer pizza a la salida de clase. Así que fui, estaba sola y no tenía otra cosa mejor que hacer.
Lo que empezó como un grupo copado, pronto se convirtió en una especie de secta: todos nos sacamos casilla de correo Gmail, nos mandábamos mails todos los días, organizábamos salidas, jugábamos al amigo invisible… como si estuviéramos en 5to año, pero con 10 años más.
La cosa es que yo, desde el primer día que entré, le puse el ojo a un flaco que me encantó. Lo vi usando un pantalón con el logo del Instituto y flasheé que era profesor. Pero no, era uno más de la secta. El pibe tenía novia en ese momento (otra sectaria), así que no pasaba nada, hasta que sí paso (Próximamente, en el próximo capítulo de “Una serie de eventos desafortunados”…El bailarín psicótico)
Volviendo al tema de este post, pronto pegué onda con un niño que tenía 17, pero yo ya tenía 25, así que la diferencia ya no eran 5 como con el primer niño, sino 8 años… la misma cantidad de años que duró el mandato de Lula en Brasil, pero con mucha menos relevancia, obviamente.
La cosa es que empezamos a hablar y a pasar mucho tiempo juntos, lo introduje a Pulp, Aldous Huxley y al alcohol (el pibe era totalmente abstemio, al punto que cuando iba a un bar con los amigos todos pedían alcohol y él café con leche…).

Y él me introdujo al mundo de los Abrazos Gratis. Nunca vieron a esos pelotudos idealistas que se paran de a muchos en Plaza Francia con un cartel que dice Abrazos Gratis y una sonrisa de oreja a oreja, abrazando a transeúntes, y a los cuales uno mira con desconfianza porque sospecha que son chorros, o están drogados? Bueno, yo hice eso en la esquina de Diagonal y 9 de Julio un domingo a la tarde. Me puse a abrazar a extraños en la esquina de mi laburo. Y no estaba drogada...

Es un episodio que traté, en vano, de borrar de mi pasado porque, gracias a Dios, tengo amigas que cada vez que nos cruzamos con la gente esta, me dice:

"Te acordás cuando vos hiciste eso con el niño..."

No me acordaba hasta recién. Gracias eh! El 20 de julio próximo te estoy llamando... 
Volviendo al tema, porque me fui por las ramas y salté a otro árbol... un día fuimos con el bailarín psicótico y el niño a ver una banda cover de The Beatles a The Cavern Club. A la hora de irnos, el pibe me acompañó hasta la parada de mi bondi, a pesar que le quedaba trasmano. Antes de subirme, lo voy a saludar y atina a agarrarme la cara para darme un beso, y yo le corro la cara y le digo:
“No, mira, te estás equivocando, nada que ver…”
Y enfilo para el bondi. Pero frené porque me parecía que estaba mal dejar las cosas así, por lo que volví y empezamos a hablar. Yo le explicaba que era mucha la diferencia de edad y que no iba a funcionar, el flaco me decía que no tenía que tener prejuicios por la edad, que lo importante era que la pasábamos bien y que eso era lo fundamental, y sarasa sarasa.
Fue bastante sensato para un pibe de 17 años, así me que dije, nuevamente, por qué no? Me rehúso a entender que cuando algo internamente te hace ruido, por algo es. Si te suena a NO, entonces es definitivamente un NO. Tendría que haberme subido a ese bondi...
La cosa es que empezamos a “salir”, pero fue por muy poco tiempo porque yo me iba de vacaciones a los 10 días o una cosa así. Me fui, volví y traté de seguir viendo que onda, pero había dos cuestiones fundamentales:
1)    Me gustaba el bailarín psicótico.
2)    No me gustaba el niño.
La suma de estos dos presupuestos no daba un buen resultado. Así que le dije que, para mí, no estaba funcionando. Y me dijo:
“Bueno, como quieras, pero me parece que tenés que darle un tiempo, van solo dos semanas”.
Y otra vez me pareció bastante sensato, no todo es atracción a primera vista (o a primera quincena) después de todo. Y seguí. Y aguanté 10 días más, hasta que no aguanté más, porque me sentía una mala persona estando con alguien que no me gustaba y, a la vez, haciéndole perder el tiempo al niño. Y me daba más lástima porque el niño me tenía allá arriba, me idolatraba. Me atribuía cualidades que yo no tenía. Yo le explicaba que cuando él tuviese OCHO AÑOS MAS iba a ser igual que yo. Pero no, el tonto creía que había algo especial en mí. Y entonces me decía:
“Vos sos todo con lo que soñé de pibe”
“De pibe”. Todavía sos pibe. Y yo soy lo más común del mundo, ya te vas a dar cuenta.
Y eventualmente se dio cuenta, porque esta historia tiene dos partes: la primera termina acá, y la segunda empezaría 3 años después…

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