sábado, 5 de marzo de 2011

El chico cucharita de té (Parte II)

Siguió la relación laboral y “amistosa” dentro de los parámetros normales: hablábamos por  MSN, nos saludábamos en la fotocopiadora… hasta que un viernes a la noche nos ponemos a hablar por el MSN de vuelta:

“Ah y que estás haciendo?”

“Tocando la guitarra y tomando vino”

Acorde va, botella viene, terminamos en la misma situación: me invita a la casa a ver una película. Quiero aclarar acá que no fue 100% su iniciativa: yo estaba con dos amigos que me incitaron a pincharlo un poco para llegar a ese punto. Pero bueno, hay que definir y rápido: I´m not getting any younger...

Llego a la casa, tomamos algo, charlamos y terminamos en la misma situación: mirando Black Dalia en la cama, tapados. La única diferencia es que ahora la cama era de una plaza, se ve que se le cayeron los tirantes del sommier por el balcón…

Ponemos la misma película, en un momento también nos ponemos a hablar frente a frente y era como esperar el impacto, en algún momento me iba a besar, a tocar, algo. Estábamos en una cama de una plaza, la cercanía de los cuerpos era inevitable. Pero no. Muuuuuuuuuy lejos de eso, en un momento me dice:

“Te puedo abrazar?”                                        

Tengo cara de Osito Teddy, flaco?

Y me abraza. Permanezco en esa situación 3 segundos, roto 180 grados y le doy la espalda, porque la verdad es que si lo miraba cara a cara, creo que lo ahorcaba. Y le digo, de la manera más suave que pude:

“Vos te das cuenta que esta situación no es normal, no?”

“Porque?”

“Porque estoy acá, metida en tu cama, me estás abrazando, cuando en realidad la que tendría que estar acá es tu novia, no yo. No entiendo que rol se supone que cumplo…”

“Es que yo te veo como a una amiga”

OH POR DIOS! Quería ser abducida por una nave alienígena que me llevara a cualquier otro punto del Universo que no fuera esa cama.

“Mira M, yo tengo amigos varones y así no se maneja la situación. Además, vos y yo no somos amigos de toda la vida, somos compañeros de laburo. Me invitas a tu casa un viernes a la noche, me metés en tu cama, que se supone que tengo que pensar? Ponete un poco en mi lugar…”

“Disculpame, en serio. No me dí cuenta…”

Y me empieza a acariciar el hombrito como si fuera el abuelito enfermo que está internado en terapia intensiva a punto de morirse. Y pone cara de tragedia. Así que le digo:

“Y sacá esa cara de pollito mojado que acá no se murió nadie”

Me quedo unos segundos como paralizada, no sé si tirarme por el balcón o cortarle las bolas con un Tramontina. Y me dice:

“Quedate a dormir”

“Y si, me quedaría, si total no me vas a tocar ni un pelo… pero no, me tengo que ir.”

Me levanto, me calzo las botas literalmente y me voy. Y el boludo corriendo atrás mío pidiéndome perdón y que me quede. Le dije:

“Ya está, pero sabé que así no se manejan las cosas”

Y me fui.

Cuando llegué, llamé a mi amigo y le conté lo que había pasado, a lo que me responde:


“Ahh el boludo solo quería hacer cucharita con una amiga, nada más…Igual L, la boluda sos vos, ni siquiera era un mensaje subliminal: fueron dos situaciones idénticas, incluso te puso la misma película! Si no pasó nada la primera vez, era obvio que no iba a pasar nada ahora...Qué esperabas?”

Los siguientes días en la oficina fueron incómodos, hasta que decidí hacer como que no existía, lo cual no fue difícil, ya que pesa tan poco que es casi invisible.

Hasta que un día me harté de la situación incómoda y le dije por MSN que creía que teníamos que aclarar lo que había pasado, a lo que responde:

“Que pasó?”

No sé, ganó Arsenal contra Chacarita. Pelotudo.

Y ahí me empezó a contar que no era una buena etapa en su vida, que sus padres se estaban separando, que estaba a cargo de sus hermanas y que la mar en coche. Pretendía que justificara su accionar en el hecho de que sus viejos se separaron. Crecé flaco, tenés 25. No es que te quedás sin quien te acompañe a la entrada de Salita Menta y te firme el cuadernito de notificaciones…

Pasaron los meses y un día me habla por el MSN y me dice:

“L, estas?”

“Si, que hacés M?”

“Bien… che, te quería preguntar algo”

“Qué?”

“No, nada, quería saber si podíamos volver a ser amigos…”

Como si fuera tomar un subte, así de fácil. Qué se contesta a esa pregunta de nene de 7 años? Corto mano, corto fierro, cuando te mueras te vas al infierno…?

“Si M, está todo bien…”

Como dicen los viejos, el que con chicos se acuesta…

No hay comentarios:

Publicar un comentario